Participante: José Marcos Resola.
Si del modelo inglés nos gusta el lugar de la atención educativa y del modelo español la existencia de medidas curriculares, creemos que ambos adolecen de inclusión. Tenemos que reflexionar como Claustro si nuestra metodología de aula atiende a las diferencias psicopedagógicas de nuestros alumnos. De un tiempo hacia ahora, han nacido pedagogías emergentes que hablan del aprendizaje por descubrimiento, en colaboración con los demás compañeros, utilizando artefactos digitales y promoviendo competencias. Está claro que estas metodologías activas son las que ayudan a que el alumnado de necesidades educativas especiales pueda ser atendido en el aula ordinaria, si trabajamos mediante un proyecto. El aprendizaje basado por proyectos es la opción para que el profesorado elabore tareas, los alumnos se motiven por aprender, resuelvan retos de la vida cotidiana y próximos a su contexto personal y social.
Este proyecto si alberga diferentes actividades y con diversos niveles de dificultad cognitiva, permite que todos los alumnos trabajen en dicho proyecto, aportando cada uno su granito de arena en virtud de su perfil cognitivo. Estas actividades no son para hacerlas en casa sino en el aula, ayudándose de los demás y colaborando con ellos. No es solo elaborar productos sino ser competentes de aplicarlos, utilizarlos, presentarlos en tu comunidad educativa, favoreciendo un servicio a la sociedad. Si no solo contemplamos las actividades por nivel cognitivo de dificultad sino también por su contribución a las inteligencias múltiples de Gadner, nos encontraríamos con una verdadera educación integral del alumnado.
¿Qué nos queda como centro para
llegar a una educación inclusiva?
Fecha: 25 al 29 de septiembre de 2017
Movilidad: Job shadowing.
Centro de trabajo: Lytchett Minster School, Dorset, UK.
EN LA TIERRA DE MARY WARNOCK, TONI BOOTH Y MEL AINSCOW.
En
mi formación psicopedagógica ha habido teorías y conceptos que me han demandado
una profunda reflexión sobre el quehacer educativo. Uno de ellos fue el Informe de Mary Warcnok, publicado en el pasado siglo XX, sobre el estudio de la
Educación Especial en el Reino Unido. La profesora Warnock propuso un término
revolucionario en su época, las Necesidades
Educativas Especiales.
Se venía de una educación segregada para personas
con capacidades, intereses y motivaciones diferentes a la mayoría. Atendidos en
otros colegios, con otros currículos y con otros métodos de enseñanza. El
concepto de Necesidades Educativas Especiales ponía sobre la mesa la necesidad
de dar respuesta a las diferencias individuales por parte de la Educación. Si
requiere un método, unos tiempos y unos recursos para progresar académicamente,
el sistema los debe proporcionar. No atender a dichas necesidades es conducir
al ostracismo educativo a este alumnado. El progreso de un alumno no solo viene
determinado por sí mismo sino por las oportunidades y recursos que el medio le
ofrecía. Esa ayuda de mediación pedagógica fue la clave del nuevo concepto que
había emergido.
Empezaron
las experiencias de integración social y por ende educativa, del alumnado con
necesidades educativas especiales. La reflexión de dichas prácticas concluía
que los alumnos estaban escolarizados en los centros ordinarios pero pasaban
mucho tiempo apartados de sus compañeros. Los métodos pedagógicos abusaban de las
actividades individualizadas sin contacto con iguales, sobre currículos de
cursos y etapas anteriores, necesidades que se atendían sobre material
curricular (libros de cursos anteriores) fuera de sus intereses personales. Fue
en Salamanca en 1994, cuando se empezó a promover el objetivo de una Educación para Todos, capacitando a las
escuelas para atender a todo el alumnado.
De
este término evolucionamos hacia el de Escuela Inclusiva. La atención educativa
no debe realizarse en un aula diferente a la ordinaria, sino con su grupo clase
y con sus profesores, más la ayuda de los recursos con los que cuente el centro
para atender a la diversidad. Para ello los profesores Booth y Ainscow
elaboraron el Index for Inclusion. Un
cuestionario que permitía analizar el grado de inclusión que cada institución
educativa presentaba en las siguientes variables: cultura de centro, práctica y
políticas educativas.
¿Cómo
está la situación a nivel de hoy?
En
nuestro jobshadowing en Lytchett Minster
Scohool por el Eramus+ K101 observamos que todos los alumnos con Necesidades
Educativas Especiales eran atendidos en el aula ordinaria. Aquellos cuyas necesidades educativas eran
mayores o más especializadas, contaban con la ayuda de un adulto que le
acompañaba en el aula, orientándole en la actividad educativa. Una ayuda más
que curricular era de supervisión en las actividades a realizar. No eran
explicaciones o aclaraciones sino más bien, comprobación de la realización de
la actividad. Este alumnado seguía las explicaciones del profesorado, utiliza
el mismo cuaderno que sus compañeros y realizaba las mismas tareas.
En
nuestro Centro Educativo, el IES Sierra Mágina los alumnos con necesidades
educativas especiales cuentan con medidas curriculares, cursan con una
adaptación curricular significativa y programas específicos. Ello supone
abordar curricularmente un trabajo con desfase curricular de al menos dos
cursos con respecto al grupo en el que se encuentran escolarizados. La mayoría
de las horas de atención educativa a nuestros alumnos se realiza en el aula de
apoyo.
Nuestra
reflexión entre el modelo inglés y el modelo español, nos lleva a destacar que
la atención en el aula ordinaria, es la medida más inclusiva. El profesorado de
pedagogía terapéutica debería realizar su actuación educativa en el aula
ordinaria, visibilizando la atención a la diversidad. Trabajando en equipo, el
tutor y el equipo educativo. Nuestra realidad es que tenemos un profesor de
pedagogía terapéutica por centro, y un censo de alumnado con necesidades
educativas especiales superior a diez alumnos, cada uno de ellos escolarizados
en niveles y grupos diferentes, lo cual impide la atención en el aula ordinaria
de todo el alumnado. No vamos al manido argumento de cuantos más recursos mejor
calidad, pero los hechos son los que son y si la ratio en el aula ordinaria
contribuye a la calidad, el número de profesores de pedagogía terapéutica
debería ser objeto de reflexión en los criterios para realizar los cupos de
profesores anualmente por parte de la Administración Educativa.
Si del modelo inglés nos gusta el lugar de la atención educativa y del modelo español la existencia de medidas curriculares, creemos que ambos adolecen de inclusión. Tenemos que reflexionar como Claustro si nuestra metodología de aula atiende a las diferencias psicopedagógicas de nuestros alumnos. De un tiempo hacia ahora, han nacido pedagogías emergentes que hablan del aprendizaje por descubrimiento, en colaboración con los demás compañeros, utilizando artefactos digitales y promoviendo competencias. Está claro que estas metodologías activas son las que ayudan a que el alumnado de necesidades educativas especiales pueda ser atendido en el aula ordinaria, si trabajamos mediante un proyecto. El aprendizaje basado por proyectos es la opción para que el profesorado elabore tareas, los alumnos se motiven por aprender, resuelvan retos de la vida cotidiana y próximos a su contexto personal y social.
Este proyecto si alberga diferentes actividades y con diversos niveles de dificultad cognitiva, permite que todos los alumnos trabajen en dicho proyecto, aportando cada uno su granito de arena en virtud de su perfil cognitivo. Estas actividades no son para hacerlas en casa sino en el aula, ayudándose de los demás y colaborando con ellos. No es solo elaborar productos sino ser competentes de aplicarlos, utilizarlos, presentarlos en tu comunidad educativa, favoreciendo un servicio a la sociedad. Si no solo contemplamos las actividades por nivel cognitivo de dificultad sino también por su contribución a las inteligencias múltiples de Gadner, nos encontraríamos con una verdadera educación integral del alumnado.
Contemplar
en nuestra metodología, las adaptaciones curriculares significativas de los
alumnos con necesidades educativas especiales. Emigrar hacia una enseñanza
competencial en la que los contenidos no son la piedra angular sino que el
auténtico saber, saber ser y saber hacer está en los criterios de evaluación.
Formarnos en metodologías activas con organizaciones departamentales de trabajo
en equipo auténtico. Aprender de nuestros compañeros de Claustro, observándolos
y conversando con ellos. Establecer espacios y tiempos para el diálogo pedagógico.
Dándole voz al alumnado, en el aula y el centro.
Seguiremos
reflexionando…
José Marcos Resola.
Orientador del IES SIERRA MÁGINA, Mancha Real, Jaén.
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