III ÉPOCA: ERASMUS+ IPEP Jaén. Unos héroes peculiares. Por Adoración Reyes Delgado García.

 UNOS HÉROES PECULIARES

A lo largo de la historia hemos conocido muchos héroes. Normalmente se han asociado a las hazañas y victorias en guerras, a la fuerza física, a la inteligencia para arengar y dirigir a las masas, en definitiva, a la capacidad para superar los obstáculos de la vida y ser líderes de una comunidad. Así nos lo han contado las grandes epopeyas de la Antigüedad y, en el siglo XX, el cine ha dado buena cuenta de ello.




Hay nombres que irremediablemente asociamos a la guerra: Troya, Sarajevo, Ucrania, Gaza,… y algunos por desgracia siguen siendo actuales. Sigue habiendo héroes y villanos, según desde el punto de vista que tomemos. Pero en esta ocasión son otro tipo de héroes.

Me estoy refiriendo a los adultos que se dedican a mejorar su formación académica y su vida profesional, compatibilizando esto con su vida familiar y profesional. Algunos están incluso privados de libertad en centros penitenciarios. 

En esta época en la que se busca el dinero fácil, el trabajo escaso o el desprecio hacia el conocimiento, ellos me parecen héroes modernos, antisistema que buscan salir del desempleo o de la precariedad laboral y lo hacen en condiciones muy adversas. 

No es la primera vez que escribo sobre ellos. Cuanto más me acerco a la enseñanza de adultos, más los respeto y admiro.



Repensando las prácticas educativas para adultos, estudiantes penitenciarios y menores infractores


         Llevo algo más de un trimestre trabajando en el Instituto Provincial de Educación Permanente (IPEP), donde asiste gente que quiere obtener el título de la ESO, Bachillerato y pruebas de acceso a la universidad o a ciclos formativos. Nuestro alumnado aprende de forma semipresencial, a distancia, desde un centro de menores, desde una institución penitenciaria o en algunas localidades en las que cuentan con un CEPER (Centro de Educación Permanente). Además es un centro que forma parte de un proyecto internacional “Erasmus +” titulado: 'Repensando las prácticas educativas para adultos, estudiantes penitenciarios y menores infractores'. Esto implica que hay un intercambio internacional de conocimientos en relación a este tema. Los compañeros que han visitado centros y cárceles fuera de España nos cuentan cómo se trabaja allí. Y hay iniciativas y experiencias realmente admirables. 



Foto de @mmolpor


         Os cuento algunas de las experiencias que he vivido en este tiempo y que, sin duda, me han hecho reflexionar como profesora y como persona:

         Hace unos meses me visitó un alumno extranjero y me dijo que los alumnos españoles no valoran lo que es tener enseñanza gratuita. Me contó su historia personal y algunas anécdotas sobre su país. Vienen de lugares donde la corrupción y la delincuencia están extendidas, las posibilidades de mejorar las condiciones de vida son escasas e incluso la consideración social hacia ellos es desalentadora. En plena juventud ya los ven excesivamente mayores para formarse o cambiar de trabajo. 

Unos días después, un alumno se disculpa por faltar o llegar tarde y me dice que se encarga de enfermedades y cuidados familiares a tiempo completo.

Es fácil que alguno de ellos exprima demasiado los horarios de descanso y dé alguna cabezada en clase. Y después me cuenta con toda tranquilidad su horario habitual, que quizá pueda empezar limpiando a las cinco de la mañana y terminar en clase a las nueve de la noche. 

Unos buscan mejores opciones laborales y más calidad de vida para ellos y sus familias. Otros quieren sacarse un título sin razón alguna, porque sí, por la satisfacción personal, por cumplir un sueño. Han esquivado el típico discurso del desánimo a su alrededor: ¿para qué lo quieres? ¿dónde vas a tu edad?

Estos especímenes raros tienen otra peculiaridad. Son educados. Son respetuosos. Veo en ellos atención, sonrisas, agradecimiento. ¡Qué cosas!


Hablo por teléfono con el alumnado a distancia que tutorizo para interesarme por ellos y la mayoría no tienen un problema, tienen mil. Imposibilidad de compatibilizar horarios, trabajo por turnos, falta de tiempo, hijos pequeños que no tienen donde dejar, enfermedades,... y aun así, muchos de ellos en cuanto pueden me piden ayuda para reincorporarse a sus estudios. Abro el correo y me encuentro un puñado de mensajes dando explicaciones, pidiendo materiales o disculpándose por su ausencia o por entregar la tarea fuera de plazo.

Otros días me llegan los escritos de mis alumnos de la cárcel. Me cuentan lo sorprendente que les resultó ver que había una biblioteca en el módulo. Y palabras como estas que no me pueden dejar indiferente: “Es un alivio pensar que podría tener otras actividades que no fueran solo fumar o dar vueltas en el patio” o “Estoy deseando seguir con mi viaje en este curso con usted, esforzándome cada vez más, he aprendido a escribir mejor y quiero seguir”.





Me extraño cuando veo que hay gente en una prisión que quiere leer y aprender. Recuerdo el inmenso trabajo que hacen los bibliotecarios para fomentar la lectura. Recuerdo las bibliotecas desiertas y cubiertas de polvo en las que nadie se interesa por un libro. Los libros son un peligro que la mayoría de la gente esquiva, el peligro de aprender. Tengo en mi retina todavía mi reciente visita al lugar donde estuvo la biblioteca de Sarajevo y otros lugares donde quedan tiros y heridas que se ven o se intuyen. Libros bombardeados, libros ignorados,... y en una cárcel, libros como refugio. Qué ironía.

Este año me han encargado el proyecto “Escuela Espacio de Paz”. Unos días trabajo por la mañana, otros por la tarde, paso muchos momentos en soledad y pienso mucho en mis alumnos. La vida no es una línea recta y fácil en la mayoría de las vidas. 

¿Quién no ha estado expuesto a los contratiempos de la juventud o a que la vida te deje en cualquier momento a la intemperie? ¿Hay nuevas oportunidades? ¿Son estas sus últimas oportunidades para enderezar el rumbo?

Miro por la ventana, a veces veo amaneceres, otros días atardeceres y me pregunto: ¿Será esto trabajar por la paz? ¿Serán ellos los héroes actuales?

Ojalá sepa transmitirles lo que pienso: no cejéis en vuestro empeño porque vosotros mejoráis el mundo, sois los auténticos escuadrones de la paz.

 

 Adoración Reyes Delgado García.

Profesora de Lengua  castellana y literatura.

IPEP de Jaén

 

Comentarios

  1. Maravilloso. Empático. Gracias por compartir tu visión con nosotros!

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  2. Manuel, cuando compartiste esta entrada la anunciaste como un regalazo y efectivamente lo es.
    Querida Dori, es muy fácil leerte y ponernos en tu piel. Lo haces sencillo, gracias.
    Varios años llevo siguiendo la estela de tus reflexiones y las de tus invitados, así que sé de los pasos que vais dando, de alguna de vuestras dificultades y de vuestras victorias. Gracias por hacerlas nuestras.

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  3. Yo estoy allí, protagonista de mi propia película tratando de compaginar quehaceres del hogar, trabajo y estudios. Las preocupaciones constantes por mi familia fuera de España. Y todos los días, me digo tengo que lograrlo, y así cada día. Estos ejemplos me animan a seguir.
    Muchas gracias por el mensaje.

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    Respuestas
    1. Buenos días, Azy. Lo has resumido a la perfección: quehaceres del hogar, trabajo y estudios. Más las preocupaciones por la familia, más vivir fuera de tu tierra. ¿Y no es esto digno de toda alabanza? Enhorabuena, Azy, hacen falta muchas mujeres tan luchadoras como tú. Así que pasa la voz y a todas aquellas personas que conozcas en tu situación, anímalas a que vengan a conocer esta casa. Gracias.

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