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| Food for thought. Foto de Cristina García Torres |
Como pudisteis leer en nuestro primer artículo, antes de llegar aquí para realizar nuestra movilidad jobshadowing de nuestro segundo proyecto Erasmus+ KA101, las dos veníamos con mucha curiosidad por conocer las claves del éxito de este sistema educativo tan puntero, algo que nos resultaba muy chocante en un país tan pequeño y tan diferente (como su idioma) a todo lo que estamos acostumbradas.
Hoy ya ha sido nuestro tercer día completo en el instituto y creemos que estamos empezando a atar cabos. Y es que estamos dándonos cuenta de que el éxito o el fracaso de la educación en un país no depende de un solo factor, sino de una multitud de ellos conectados entre sí. De este modo, creemos que la economía y la cultura son dos de los pilares básicos sobre los que se apoya la educación de una nación, en este caso, de la finlandesa.
Es evidente que el hecho de que Finlandia tenga casi siete veces menos habitantes que España y que cuente con un producto interior bruto que casi duplica al nuestro, facilita mucho las cosas. Así, aquí podemos encontrar una cantidad de recursos con la que nosotros nunca podríamos soñar:
-equipamiento tecnológico sobresaliente por todas partes (smart TVs, equipos de audio de gran calidad, pantallas gigantescas, enchufes y conexiones inalámbricas en cada esquina, sistemas de megafonía con total nitidez de sonido…).
-mobiliario funcional y cómodo (sillas con ruedas, mesas ligeras y de distinta altura, prácticas soluciones de almacenaje…).
-sistema de climatización totalmente adecuado a las necesidades de cada momento.
-sistema de iluminación inteligente que en ningún caso interfiere en la visibilidad de las distintas pantallas o pizarras.
-auditorio que permite representaciones a nivel profesional.
-gimnasio completamente equipado que permite su conversión en otros espacios diáfanos (mediante paredes móviles ) por ejemplo, en sala de conciertos. He ahí nuestra hoy fugaz referencia cultural del día. Concierto a primera hora de la mañana a cargo de los alumnos del bachillerato musical y sus profesores, de cuya calidad podréis disfrutar con este vídeo que adjuntamos.
-laboratorios impecables.
-cafetería con almuerzos para alumnos y profesores a un precio muy asequible para profesores y gratuito para alumnos.
-multitud de baños individuales repartidos por todos los pasillos y zonas del instituto.
-ascensor.
-taquillas, percheros y zapateros para todos y cada uno de los alumnos y profesores.
-gran cantidad de sillones, sillas, sofás, mesas de trabajo, futbolines y otras comodidades en las zonas de descanso y estudio de uso común.
-Zonas de trabajo, reunión y relax separadas para los profesores, incluyendo una cocina completa con nevera, microondas, lavabo, lavavajillas, varias cafeteras, hervidores, vajillas, tazas, cubertería, etc, para el uso de los docentes.
-Y un montón de etcéteras más que nunca terminaríamos de abarcar.
En este sentido, intentar comparar las posibilidades que la economía de Finlandia brinda con las de España a nivel educativo sería totalmente injusto; sin embargo, sí que podemos hacer algunas reflexiones interesantes.
Para empezar, y aunque somos conscientes de que en España no disponemos del mismo capital para invertir en educación que en Finlandia, sí que podríamos “copiar” su filosofía: hacer de los centros educativos unos lugares agradables y cómodos en los que tanto alumnos como profesores quieran pasar su tiempo.
Esta reflexión nos ha llevado a otra: no tiene sentido estropear un sitio que nos resulta tan agradable; es por esta razón por la que creemos que los alumnos respetan y cuidan tanto lo que tienen (esto, unido a la sensación de pertenencia que les crean dichos espacios y su relación con los profesores).
Si a esto le sumamos el hecho de que los alumnos finlandeses no se incorporan al sistema educativo hasta la edad de siete años, y de que las madres y padres pueden pedir hasta tres años de permiso para la crianza de sus hijos, quizás lleguemos a la conclusión de que en estas familias, la buena educación y el respeto por lo que les rodea es algo que se lleva aprendido desde casa.
Si a esto le sumamos el hecho de que los alumnos finlandeses no se incorporan al sistema educativo hasta la edad de siete años, y de que las madres y padres pueden pedir hasta tres años de permiso para la crianza de sus hijos, quizás lleguemos a la conclusión de que en estas familias, la buena educación y el respeto por lo que les rodea es algo que se lleva aprendido desde casa.
Os animamos a que reflexionéis acerca de esto tal y como nosotras llevamos haciendo durante toda esta semana.
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