III ÉPOCA. ERASMUS+ IPEP de Jaén. ¿Qué hay detrás de un Erasmus? Grandes personas.

Salía, agotado, del instituto ya pasadas las 9 de la noche, con mi vieja mochila negra a la espalda, tras toda una larga tarde de lucha victoriosa contra el ordenador,  varias clases ciertamente gratificantes y la sensación de haber cumplido con Dios, la Patria y el Rey, como se decía en épocas bien pretéritas. Sin embargo, me iba más cansado de lo que en mí es inherente. Cerca del umbral. Los días intensos son lo que tienen. 

Bedmar. Foto de @mmolpor

-'Oye, Manuel'. 

-'Me alegro de verte, caballero'.

-'Quería comentarte que me he apuntado al curso del CEP sobre cómo solicitar las acreditaciones Erasmus+, y me está encantado'. 

Escuchar a un compañero, ya entrado en años como todos por aquí salvo alguna excepción que otra, a las 9 de la noche, que está haciendo de manera voluntaria un curso del CEP seguido de la palabra 'encantado' es algo poco común, raro, casi de otro mundo. Algo no iba bien. O sí.

Rethinking educational practices for adults, prison students and young offenders

-'Pero si este curso no hay que hacerlo, porque el IPEP no la va a solicitar este año. A ver si somos capaces de salir del campo de minas en el que nos hemos metido con este proyecto primero'.

-'Ya, lo sé, pero es que quiero aprender todo lo que hay que hacer para poner en marcha un proyecto, y para que sea de calidad. ¡Y no veas! Esto requiere muchas horas de trabajo, una barbaridad, esto necesita horas y horas y horas. Me he dado cuenta de que esto...' Una sonrisa alegre mandaba en su cara.

-'¡Qué me vas a contar! Pero va a merecer la pena, ¿no crees?'

La conversación se alargó gratamente dos o tres minutos más, mientras que el instituto se vaciaba sigilosamente de almas cansadas que volvían a sus hogares, tras batallar con los trabajos, las familias y las clases vespertinas y nocturnas.

Noté en mi compañero una mirada de satisfacción que me tranquilizó. ¡Y cuánto! Me di cuenta entonces de que con personas como él, este proyecto va bien encarrilado. Sentí un gran alivio. Una gran alegría. Una gran tranquilidad. 

Abrí con un bastante dificultad el maletero del coche. Dejé la mochila suavemente dentro del mismo. Lo tengo que limpiar. Seguía pensando en las palabras, en la mirada, en el tono del mensaje de este gran compañero que hizo que me volviera a casa aún más contento de lo que ya estaba. Trabajar en el IPEP reconforta el alma. 

El bendito paracetamol me esperaba sobre la pequeña mesita de noche así que encendí el cansado motor del viejo Volvo. Enfilé la oscurecida y baqueteada calle para salir del instituto. Dicen las leyendas que los Panzers hicieron prácticas por ella, pero no sé si será cierto. Los incalculables baches, mas bien simas del Pacífico, se cebaron con los amortiguadores del coche. San Paracetamol Bendito.

Grandes personas. Ellas son las que sustentan y habitan en una tramoya Erasmus+. Y es lo fundamental, prioritario e inexcusable que debe existir: personas cariñosas, amables, siempre con una sonrisa, dispuestas a ayudar, a animar, a trabajar. A arrimar el hombro. 

Y, gracias a Dios, este proyecto ya cuenta con muchas de ellas. Absténganse los neófitos si no cuentan con personas de este calibre 155. Ni lo intenten. Dedíquense a la vida nómada y al pastoreo, como decimos por el Santo Reino. No pierdan el tiempo.

Otro día analizaremos con calma y detalle qué otras tuercas, tornillos y tablones forman parte del entramado de este proyecto. 

Gracias. De todo corazón, caballero.

El paracetamol cumplió con su misión en esta vida.


Comentarios

  1. Así es, Manolo. Reconforta saber que detrás de todo el esfuerzo y el tiempo dedicado a este proyecto en el que estamos inmersos hay personas con ilusión, curiosidad y positividad. Y tú eres uno de ellos. Maestro de maestros. Gracias por tanto. 😊

    ResponderEliminar

Publicar un comentario