Elena Osipova, dignidad de mujer, 8 de marzo.

Se acerca el 8 de marzo. 

El año pasado dediqué mi artículo en este blog de peripecias Erasmus+ a mi querida amiga Amaia, mujer trabajadora ejemplar donde las haya. Este año tenía en mente escribir un breve relato sobre otra grandísima mujer Erasmus+, pero las circunstancias de la vida han cambiado tanto en tan solo una semana, ¿verdad? Ella me perdonará.

El mundo, sencillamente, ha dejado en un fugaz instante de ser el que era. Los libros de Historia marcarán un nuevo capítulo para este infame final de febrero, por culpa de un ser despreciable llamado Vladimir Putin. 

Mis lectores saben que mi principal motivo para trabajar con tenacidad en los proyectos Erasmus+ es, principalmente, porque estoy convencido de que esta es, sin duda, el arma más potente disponible en los centros educativos para luchar ferozmente contra los nacionalismos, sean los que sean, contra los dictadores, sean quienes sean, contra la miseria moral, provenga de donde provenga. Esa y no otra es mi gran motivación. Y mira que hay motivos, ¿verdad?

Hace ya una larga semana, nos amanecimos un amanecer frío con la triste, mortífera y patente realidad de una guerra que lleva ya siete días de guadaña ensangrentada, en un país Erasmus+, Ucrania, que se desangra lentamente luchando por su libertad, por nuestras libertades, y que merece todo nuestro apoyo, todo, incluido el de los programas Erasmus. 

Elena Osipova. 

Alegre, sonriente, tranquila, sumisa, avejentada de cuerpo pero no de alma, ejemplo de la mejor virtud que pueda existir, la valentía, agarrando sus cartones con sus arrugadas y afligidas manos, mientras una cohorte de fantoches miserables hacen fotos, videos y tiktoks como si de un animal de zoo se tratara, en vez de salir en su ayuda. 

Dos lacayos de negro de muerte del nuevo Zar de los soviets la detienen -¡a esta anciana!- por dibujar unos simples bocetos y escribir unas sencillas palabras que supongo dirán que no quiere guerra. Tres esbozos de seres aterrados sobre una explosión nuclear. Pero el deleznable Putin sabe que esta ejemplar señora es el verdadero misil nuclear que sí que puede acabar con su dictadura y su régimen. Elena Osipova es el auténtico Cisne Blanco, no su cisne blanco mortíferamente renovado cargado de misiles, también llamado Tupolev 160, que acabará, antes o después, con este hijo de Stalin, de su admirado Andropov y de su odiado Lenin. Elena Osipova. ¿O debería decir mejor Cisne Negro? 

Este 8 de marzo, Elena Osipova estará en el corazón de muchos ciudadanos de todo el mundo que han contemplado con lágrimas en los ojos, si es que tienen alma, a una enjuta viejecita, humildad encarnada, con su boina gastada, su bufanda de cuadros para protegerse del frío moscovita del invierno, enfrentarse al más poderoso de los dictadores con tan solo una sorprendente sonrisa, unos pequeñitos pasos tranquilos y acompasados más el aplomo que dan los años. Tan solo por arrestar a esta bella mujer esos mercenarios, culpables de este genocidio por algunos justificados en nuestra España, deberían sumirse en las fosas del infierno. Lo harán. El infierno de los miserables.

Elena Osipova, ángel moscovita. Este 8 de marzo, cuando celebramos un día especial en honor de todas las mujeres, este que esto escribe te dedicará todas sus clases a hablar sobre ti, Elena Osipova. Lo siento, Grecia, te tocaba actuar a ti, ya calentabas en el banquillo, pero me temo que Elena es más importante, ¿verdad? Gracias por entenderlo. Y Roma, puede que tampoco salgas al campo. Hay temas más importantes. 

¿Que Grecia y Roma? Sí, la Libertad. Si el asesino Putin quiere ocultar tu mirada, es porque sabe que estos ojos profundos van a hacerle más daño que 100 misiles. 



Elena Osipova, nacida a una larga y dura vida durante el terrible asedio nazi de Leningrado, durante la Segunda Guerra Mundial, asedio al que sobrevivió -más de 1 millón de muertos durante aquella batalla, sí, han leído bien- vivió más de 50 años de su vida bajo la tiranía del comunismo soviético, sin libertades ninguna, sin palabra alguna. Por ello, Elena Osipova está curtida y doctorada en el terror, en el espanto, en la miseria material y moral, en el miedo al susurro y la mirada suspicaz del vecino que entorna la puerta ajada, mirada cabizbaja, sumida en la tristeza. ¿KGB tal vez?, ¿GRU?, ¿FSB?, o quién sabe Dios. No, no había Dios permitido aquellos años, ¿verdad, Elena?

Elena Osipova. ¿Qué fue de tu vida? ¿A qué te dedicaste? ¿Tuviste familia? ¿Pudiste hablar libremente alguna vez en tu vida? Elena Osipova, mujer que representas la dignidad de las dignidades, la valentía de las valentías, la belleza del alma de todas las almas, gracias. Hoy, Elena, usted ha cambiado muchos corazones, muchas almas, muchas vidas.

Elena Osipova, tú acabarás con el miserable Putin.

Chernígov, Kiev, Jarcov, Odessa, Tskervka, Elena Osipova. Nuevos libros de Historia. 

Feliz 8 de marzo.


Manuel Molina Porlán.

Дякую вам за те, що боролися за свободу, віддаючи свої життя.
Дякую, Олена. Хай живе вільна Україна. Європа з вами.

Comentarios

  1. Conmovedor. Inspirador. Gracias por compartirlo, Manuel.

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  2. Vas a conseguir que me haga lector, preciosas palabras primo.un abrazote

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  3. Brava Elena Osipova!!
    Mi pancarta para el 8M: "Todas somos Elena Osipova"

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  4. ¡¡¡Brava Elena!!!
    Mi pancarta para el 8M:
    "TODAS SOMOS ELENA OSIPOVA"

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  5. Muchas gracias por el artículo. Me ha gustado mucho leerlo.
    Los carteles de Elena decían: “la momia de la guerra lleva a la destrucción y a la locura a Rusia” y “¡Soldado! ¡Tira el arma y serás un héroe real para el país!”.

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