Aprendiendo de los mejores

Foto de Manuel Molina

Amanece en la Pousada de Palacio dos Marqueses de Ponte de Lima con la misma claridad de días pasados, es una luz intensa, con mucho brillo, puro reflejo del mar que se encuentra tan próximo a Mafra; en esta localidad, el viento es un agente protagonista, tanto que muchos lugareños nos lo han referido como un rasgo distintivo del tiempo atmosférico diario, quizá sea ese el rasgo que hace que los habitantes sean tan calmados... (incluido el gallo matutino que nos acompaña desde el lunes cumpliendo de nuevo su misión inexorable).

Pero en vez de escuchar al gallo tal vez sea mejor acompañar la lectura de este sentido relato con la dulce melodía de un bellísimo fado de Cristina Branco:




Nos encaminamos a la Escola Secundária José Saramago-Mafra  con las expectativas tan altas como el primer día, con la ilusión de quien empieza sus primeros estadios escolares y siempre encuentra en la escuela argumentos suficientes para regocijarse en lo bueno que le sucede a diario en su colegio, ya magnificado como centro de desarrollo personal. Nos dirigimos a la escuela de secundaria José Saramago saboreando lo bueno del día anterior y lo mejor que está aún por venir. 


Foto de Manuel Molina.
Hoy toca fanfarria, música de trompeta ante un colectivo de los que hace grande esta profesión, los profesores encargados de las unidades especiales, maestros con una mirada ya cargada de inclusión que, por supuesto, nos han abierto su aula con la mayor de las normalidades.


Foto de Manuel Molina.

A eso de las 9:30 ya estábamos inmersos en un aula en la que dos profesores participaban de una dinámica de aula enormemente abierta, dialogada y muy participativa por parte del alumnado, unos nueve alumnos que han estado trabajando aspectos de la vida cotidiana tales como las próximas elecciones europeas de este domingo, la lectura de periódicos digitales en los que puede aprovecharse para repasar aspectos de la gramática, vocabulario,… Dos profesores, trabajando codo con codo, por una estabilidad emocional de su alumnado que redunde en una mayor eficacia de los aprendizajes.

Foto de Manuel Molina.

La siguiente visita es a un aula en la que una única profesora atiende a unos siete alumnos que presentan mayores dificultades para su aprendizaje pero que se encuentran en una atmósfera de trabajo próspero y con posibilidades reales de poder estar incluidos en su centro; la profesora nos atiende con una enorme amabilidad y nos abre las puertas de su corazón para explicarnos, cómo desde una óptica casi materna, atiende a su alumnado, se desvive por tratar de atenderlo lo mejor posible, contando, y aquí viene un rasgo distintivo que en algo recuerda a las actuaciones de éxito de las comunidades de aprendizaje, con tres auxiliares del centro, asistentes de la limpieza o de la intendencia del mismo, que se encuentran plenamente involucradas en la atención que este alumnado refiere, siguiendo, por supuesto, las directrices que la maestra establece.

Hemos visto lágrimas en sus ojos al hablar de su profesión, hemos visto, de nuevo, pasión y entusiasmo por su día a día en el aula.


Nos queda la tercera clase, la de mayor impacto, la que a buen seguro va a repiquetear con contundencia en nuestros ánimos por una muy extensa temporada; el aula en la que observamos el trabajo de la profesora Manuela, aula para cinco alumnos, cuatro chicas y un chico que afrontan movilidad reducida y capacidad cognitiva reducida. 


Aula de alumnos de educación especial. Foto de Manuel Molina.


Pura proeza hecha pedagogía, hecha amor cuando la profesora nos relata su día a día con una enorme ilusión, con lágrimas de emoción cuando comenta los progresos de estos chicos, pura ilusión cuando nos refiere los proyectos que en el propio centro están desarrollando para trabajar una inclusión activa en el centro, puro enfado cuando ha preguntado por estos alumnos en España y le hemos relatado la situación que, desafortunadamente, tienen que afrontar en muchos casos… Por supuesto, en en este aula también hay personal no docente que sirve de soporte a la profesora, tres asistentas que se implican de una manera realmente humana y profesional en el desarrollo de la mañana de este alumnado.


Manuela, Margarida, Ana Maria Dias y servidores. Foto de Manuel Molina.

En definitiva, pura pedagogía que, según la propia Manuela, establece que lo primero es consolidar la plataforma emocional adecuada para la felicidad en el aula; después, y solo después, vendrá el aprendizaje.
Lo dicho, una lección que nos va acompañar durante toda la vida, sobre todo en los momentos de absurda protesta ante supuestos sinsabores de nuestra aula. El momento álgido ha sido cuando una alumna nos ha entregado, con una sonrisa que jamás olvidaremos, un dibujo por ella realizado para la ocasión. Nos esperaban, sabían que hoy tenían visita, y nos reciben con todo el cariño del mundo.


Dibujo de Margarida para nosotros. Foto de Manuel Molina


Salimos del pabellón en el que hemos estado observando durante estas tres horas y, nada más pisar la salida, el viento de la zona nos recuerda la bonanza que esta semana nos esta acogiendo, somos testigos de un viento que resulta muy acogedor. Tras una pausa en la que entablamos conversación con una compatriota que es profesora en este centro de español, nos vamos a la clase de Educación Física con el profesor Cristóbal, menudo postre nos habían preparado para este tramo final: Cristóbal, puro nervio, nos ha mostrado un tipo de juego que tiene mucho éxito dentro del ámbito del deporte paraolímpico y que es especialmente apto para el perfil de alumnado que hemos observado en la clase previa. Se trata del Boccia. Es una absoluta delicia comprobar cómo se implican en la práctica de este deporte, cómo la energía fluye por ellos con la motivación que siempre tiene la practica de la actividad física. 


Equipo de Boccia paralímpico, Cristobal y servidores. Foto de Manuel Molina

Foto de Manuel Molina
Para recordar, la reflexión del profesor de que practican este deporte justo en la entrada del centro, para que sea visible a todo el mundo, y la derrota-paliza que el novel jugador Esteban ha impartido al ya veterano señor Molina Porlán, que quedará en los anales de este maravilloso deporte….

Con la Directora del centro, Perpetua y la coordinadora, Ana Maria.


Nos vamos despidiendo, un viento intenso el que hoy nos ha acompañado en las observaciones de aula, un viento que cuestiona sobre la verdadera inclusión, ellos, los docentes del centro, también se preguntan si no estarán desarrollando un gueto en su propio centro, se cuestionan qué más pasos pueden seguir dando para conseguir una mayor inclusión. No queda otra que seguir esos pasos, seguir el viento de la inclusión que aquí azota fuerte y que se ha consolidado como un rasgo distintivo del centro y de la localidad. 

Bravo por todos ellos.

Foto de Manuel Molina

José Esteban Marín.
Asesor del área cívico-social del CEP de Jaén.

Manuel Molina Porlán.
Profesor de Inglés del IES Sierra Mágina de Mancha Real y Coordinador de los proyectos Erasmus+.

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