Se llama Lola

Atardecer en Finisterre. Foto de Beatriz Cabrera Pîno


Una querida amiga y compañera, a quien por fortuna conozco desde que, muy jóvenes, coincidimos allá por 1987 al comenzar 'la carrera', en lo que entonces se conocía como Colegio Universitario todavía dependiente de la Universidad de Granada, me llamó para felicitarme por mi onomástica el pasado 1 de enero. Puntual y previsora, nunca falla, amiga fiel. Amiga.

Hablamos de la vida, de la salud, de sus hijos y de los suegros ya enfermos y mayores, de los alumnos y de la inminente cena de Nochevieja. Y del cochinillo de mi onomástica, ya tembloroso. Y de la gripe. Al cabo de un buen rato de conversación, Lola me comentó -¡qué buena has sido siempre¡- que disfruta leyendo estos pequeños comentarios sobre nuestras idas y venidas con Erasmus+ cual si fuéramos tintines de poca monta.  Lola es una de las compañeras a quienes inexorable y pesadamente  envío estas pequeñas reflexiones, ya que es una de las infatigables maestras que también dedica abnegadamente parte de su tiempo a estos menesteres, ¡cómo si no tuviera otra cosa que hacer! Conocedor de ello y, sabiendo de su paciencia, la atosigo de vez en cuando, por aquello de dar a conocer el trabajo que hacemos y dar rienda suelta a la imaginación a modo de desfogue de vez en cuando. También, por aquello de cumplir con los objetivos del proyecto en el apartado de 'difusión', no sea que nos suspendan.

Sinceramente, me gustó su comentario, al igual que el de otras muchas Lolas que hay en nuestra querida tierra de Jaén -¡claro que Jaén merece más!- como mis compañeras Amparo y Pepi, otras Lolas que pacientemente, con una sonrisa que se agradece,  con cariño nos animan  a seguir en la brecha. Lola, que así se llama, me comenta, entre frase y suspiros, que se siente orgullosa de que seamos capaces de sacar adelante estos proyectos, amén de otros tropecientos mil inútiles papeles -esos sí del todo inservibles- en nuestro día a día en los centros educativos. Sabe, tras casi 25 años de docencia, en las trincheras minusvaloradas de Primaria, más su impagable tarea docente en la cárcel de Jaén, que la Educación es todo, que supone el comienzo de un prometedor futuro, de un buen camino y un mejor final. No doubt at all.

Rápidamente se me vino a la cabeza -o lo que queda útil de ella- que hay que reconocer el incansable, constante y entregado trabajado de Lola y todas las Lolas que -una cosa es cierta dicho sea de paso: en esta galaxia Erasmus+ ganáis las mujeres por inmensa goleada, chapó-, día tras día, entre exámenes y programaciones, entre quita-niño-anda-criatura-cálmate-un-poco y un bien-hecho-sigue-así-enhorabuena, la casa, el marido, los hijos y el resto de la familia, saca adelante ideas, que luego transforma en proyectos que  implican a muchos, muchos compañeros ya muchas veces muy quemados de tanta reforma y contrarreforma. Sic transit gloria mundi. 

Se llama Lola. Felizmente comparte su vida con mi querido amigo Antonio, pionero en Jaén de los ahora proyectos Erasmus+, entonces Comenius y al principio Sócrates, más los pomposos planes de Bilingüismo. Se han puesto el mundo por montera y, tenazmente, calladamente, entregados, han ido abonando el terreno para que otros recojamos su legado. Muchos se han subido al carro ahora, pero ellos abrieron las puertas y trazaron caminos.


Foto de Manuel Molina
Sirvan estas sencillas palabras como homenaje a Lola, a Antonio, al incombustible Gerardo -how many hats are you wearing this year, dear chap?-, a Amparo, a Cristina y Carmen, a un par de Domingos, a Ernesto y a Rafa, a sendas Paquis, a Mónica, a varios Manolos y otros tantos Pacos, algunos Carlos y no pocos Josés  y a tantos y tantas Lolas y Antonios que han hecho con su buenhacer que Jaén sea punta de lanza en una faceta de la vida que aparece poco en las tablas macroestadísticas: una de las provincias que más proyectos Erasmus+ solicita y lleva a cabo en toda España. Con dos AOVES.

Ya lo comenté hace un par de entradas, que Jaén sí que destaca en innumerables aspectos importantes, y entre ellos, el afán por mejorar, por avanzar, por innovar, de miles de docentes que quieren transformar las realidades de sus centros, de ofrecer otras oportunidades de crecimiento personal y profesional a sus compañeros y a sus alumnos, y tiran del carro con un ejemplo digno de quitarse el sombrero, que ése sí que lo llevo, puesto que el pelo hace ya largo tiempo que se marchó a otros pagos.

Va por vosotros, queridos compañeros. Y seguiré dándote la vara, con cariño.

Y como sé que nos gusta la canción, en homenaje a todos los de una generación, Se llama Lola... Gracias a Café Quijano por deleitarnos con esta maravillosa poesía.


Y como viene siendo ya tradición en esta querida España, nos vuelven a nosubir el sueldo. Olvidaos de lo que habéis leído. ¡Ya hasta se ha acuñado el verbo¡ Esperemos no tener que conjugarlo mucho más.

Manuel Molina
Coordinador del proyecto Erasmus+

Comentarios

  1. Me ha dado gana de llamarme Lola.

    ResponderEliminar
  2. Pues eso es fácil, va uno al registro civil o bien, a currar como Lola.
    Un abrazo, querido anónimo.

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena por vuestro trabajo en esa singladura que iniciásteis y que habéis sabido continuar con mucha cabeza y con mucho corazón... y eso se nota. Felicidades a todos los comprometidos en el proyecto.

    ResponderEliminar
  4. Tú Manolo sí que eres un ejemplo para muchos de nosotros.
    A seguir adelante!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario