María José Catena y Ágnes Papa. Jobshadowing en Budapest. |
He dejado pasar un tiempo antes de hacer esta entrada para no dejarme llevar por la emoción del viaje. De Budapest volví entusiasmada. Una gran experiencia en lo personal y en lo profesional. Una semana intensa, de verdadera inmersión lingüística, una semana “de las lenguas”. Me vi inmersa en el magiar o “magyar”, en el “inglés”, como era de esperar, pero también en el “italiano”, en el “alemán” y en el “francés”. Visité todas estas clases de idiomas y pude comprobar como en el Mádach Imre Gimnázium los alumnos pasan de una lengua a otra sin problemas, como sus profesores “con pocos recursos”, un “método comunicativo” y con clases planificadas “al segundo” consiguen lo mejor de los alumnos. No tienen métodos innovadores, al contrario, pero tienen una programación de aula muy exhaustiva, sin dejar nada a la improvisación.
Una semana intensa, de verdadera inmersión lingüística, una semana “de las lenguas”
Una programación, por cierto, que no está
escrita en ningún sitio porque ni siquiera tienen “cuaderno del profesor” pero
que está más que diseñada y es lo que se
percibe en cuanto traspasas la puerta del aula. Junto con estas clases de
idiomas que siguen un método comunicativo, el habitual en la enseñanza de
idiomas hasta hace muy poco, tienen un programa para fomentar la creatividad de
los alumnos y sus relaciones sociales, que pasan por las enseñanzas de música, de artes plásticas, de teatro y de
audiovisuales. En cuanto a la organización y representación de alumnos, utilizan un sistema parecido al
político, los representantes de los alumnos_ nuestros delegados de curso_
pueden presentar sus candidaturas para una comité que organiza eventos
culturales en el centro, musicales, literarios, dramas, etc.
Aspectos del centro que me parecieron especialmente
destacables: el método que utilizan para las clases de música, el método
Kodály, la importancia que le dan al arte dramático en el desarrollo curricular
y personal de los alumnos y el tratamiento que los profesores dan a los
alumnos. ¿Qué a qué me refiero con esto? Se respira respeto, respeto mutuo. Que
los alumnos respeten a los profesores es lo normal, pensaréis, pero también me
llamó la atención el respeto de los profesores a los alumnos y no en el trato,
que eso también lo hacemos nosotros, solo faltaría, sino en respetar sus
ritmos.
Si un alumno muestra signos de cansancio o desinterés en un momento
puntual, lo ignoran. Si se distrae en clase, esperan a que vuelva a centrar su
atención sin decir nada. Si necesita comer porque las clases empiezan a las
7.15 algunos días y tienen que viajar al centro un largo camino, pues lo hacen
y nadie se inmuta. Esto me hizo pensar que quizás nosotros, puede que sea yo y
vosotros no lo hagáis, nos centramos demasiado en lo que el alumno hace mal y
le llamamos demasiado la atención en esos momentos. Ellos no. Como digo, dejan
que el alumno vuelva a centrarse, con paciencia y con mimo.
Junto con todas estas interesantísimas clases, disfruté de
una preciosa ciudad con un tiempo magnífico,
ayudé a algunos alumnos con su español y conviví con una de las
profesoras del centro y su encantadora familia. Como decía arriba, una
“inmersión” lingüística y cultural.
Con esta visita he terminado mi experiencia ERASMUS + y ya
lo estoy echando de menos.
Quiero aprovechar para dar las gracias a dos maravillosas personas, las dos grandes amigas que tengo en Budapest, que han hecho que esta experiencia se haya podido realizar, y que nuestro IES haya podido llevar a cabo este proyecto Erasmus KA101, Ágnes Papa y Ágnes Simóvitz, a cual mejor profesora. ¡Uf, difícil respuesta!
María José Catena García.
Jefa de Formación, Evaluación e Innovación del IES Sierra Mágina de Mancha Real.
Comentarios
Publicar un comentario